jueves, 27 de mayo de 2010

Muslos y glúteos atrapan la grasa para evitar que dañe otros tejidos del organismo




Pesar más de la cuenta siempre es poco recomendable, aunque el peligro cambia dependiendo de la zona donde se produzca el aumento de grasa. El peligro es casi nulo si la grasa se almacena en la parte baja del cuerpo dejando a salvo la barriga. La grasa gluiteofemoral tiene un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas y sus arterias se mantienen en mejores condiciones. De hecho, la grasa de la cadera en mujeres está asociada a determinadas sustancias saludables, por lo que las cartucheras pueden contrarrestar, en parte, los efectos negativos de una barriga más prominente de lo normal.


La obesidad abdominal es la peor obesidad conocida puesto que en el abdomen se concentran las células grasas (adipocitos) denominadas viscerales y éstas potencian la lipolisis, es decir, que la grasa se desintegre en una serie de componentes perjudiciales como los ácidos grasos que provocan resistencia a la insulina y por lo tanto, diabetes, alteraciones en los lípidos, hipertensión arterial, etc. Esos elementos pueden llegar a otros órganos como el páncreas, los musculos o el corazón.


Se ha demostrado que la gente que duerme poco y mal están más gordos. Los mismo que puede decirse de quienes ingieren gran parte del aporte calórico a horas tardías o trabajadores por turnos.


Las cartucheras, aunque no son estéticas, son saludables. Constituyen una reserva energética de primera calidad y limpian de porquería el resto del organismo. Tal vez va siendo hora de reivindicar con más fuerza el tipo pera.
El Mundo, 14 de Enero de 2010

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