jueves, 18 de marzo de 2010

El reto de los nuevos materiales

El mundo de los materiales es prácticamente ilimitado: hay un número enorme de combinaciones y estructuras con las que se pueden crear una giganteca variedad de materiales con todo tipo de características, lo difícil es encontrar los materiales que son útiles. Más que útiles, los nuevos materiales son indispensables para superar muchos de los actuales retos tecnológicos, desde coches de menor consumo hasta chips más potentes o motores más eficientes.

Cada vez se pide más a los materiales, pero si por un lado aumenta la dificultad de los problemas, por otro mejoran las herramientas con que hacerles frente. Hoy los investigadores tienen cada vez más capacidad de controlar la materia a escala nanométrica, y por tanto de jugar con sus propiedades. Además, la simulación por ordenador permite diseñar materiales a medida antes de tratar de fabricarlos en el laboratorio.

Uno de los retos es aligerar todo lo que corra, vuele u orbite. Los coches más ligeros ahorrarán en combustible; los aviones, satélites y cohetes también, o si la industria lo prefiere podrán aprovechar el ahorro en peso para introducir más carga útil o mejorar el confort de los pasajeros. De hecho algo así ha pasado con los coches: Los actuales no son más ligeros que los de hace diez años, porque el peso ahorrado en fuselaje se ha ido en decenas de motores desde para bajar la ventanilla a bajar el seguro del coche, es decir, en mejorar el confort.

No obstante, lo difícil aquí, no será tanto hallar un material súperresistente y ligero, sino que el consumidor esté dispuesto a pagar un valor añadido por él. A menudo la solución tecnológica existe, y el freno es la economía. Uno de los grandes esfuerzos del momento se orienta a abaratar el titanio, un material ideal por su ligereza y resistencia, pero carísimo. No obstante los nuevos métodos de extracción de titanio hacen pensar en una nueva era de auge este material de aquí a unos años.

El consuelo, en cierto modo, es pensar que la variedad de los materiales es tan grande que seguramente existe una solución. Hay que dar con el proceso tecnológico correcto. Para ello se recurre a investigar los materiales a escala nanométrica, la escala de los átomos. Pero lo que ocurre a esas escalas es tan distinto que estamos aún en la fase de entenderlo, dice Torralba. Por ejemplo, las nanopartículas; en un material, la cantidad de superficie expuesta es un parámetro clave, y en un material en nanopartículas la cantidad de superficie es enorme. Así, si una cerámica convencional necesita ser cocida para endurecerse, las nanopartículas pueden fraguar a temperatura ambiente, explica.

Fuentes:

Juan Manuel Amador Olivares
Antonio Calderón Vera

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