El último juguete de Sir Richard Branson, el multimillonario dueño de Virgin, es un avión, pero no vuela. Al menos por el aire. Sus dominios son los mares, en concreto los de la isla del Pacífico propiedad del magnate británico.
El Necker Nymph (la Ninfa de Necker) es la primera aeronave submarina del mundo, un ingenio que servirá para explorar los fondos marinos y que utiliza un sistema diferente al de los aparatos sumergibles: lo hace con el movimiento de sus alas y no mediante lastres.
El prototipo de la nave, con tres plazas, ha sido ideada por Graham Hawkes y desarrollado por su compañía, Hawkes Ocean Technologies, con un coste de casi medio millón de euros. Un capricho que puede girar 360º en mitad de la inmersión y que, según Virgin, tiene «impacto cero» sobre el medio ambiente.
La nave será utilizada para dar paseos submarinos de hasta dos horas por los lechos de la isla de Necker, un lugar propiedad también de Branson y que alquila a grandes compañías para eventos a lo largo del año. Por el módico precio de 25.000 dólares (unos 18.000 euros), sus visitantes podrán alquilarlo durante una semana, según la página web de Virgin.
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